“No tenía ganas de entrenar ni de jugar. La figura del psicólogo deportivo me hubiera ayudado a gestionar mejor esa situación”
Juan Emilio quiere volver y quiere hacerlo a lo grande. ¿Cómo te planteas tu vuelta a las pistas?
Tengo mucha ilusión. He recuperado esa energía para volver a trabajar y a entrenar para alcanzar mi máximo nivel. Después de una etapa que no ha sido nada fácil para mí, en la cuál he tenido muchas dudas, creo que ha llegado el momento de volver a luchar y a trabajar por mi sueño. Lo afronto con seriedad, constancia, sacrificio y dedicación porqué es lo que me ayudó a llegar al más alto nivel. Además, creo que es una buena manera de reivindicarme y demostrar que el pasado es pasado y que he aprendido de los errores.
Al final, en 2020, perdí la ilusión por jugar, por entrenar y por competir. No estaba bien anímicamente ni mentalmente, no me encontraba bien. Seguramente, mi gestión de la situación no fue la mejor, pero he recapacitado y he aprendido de mis errores. El tiempo me ha ido dando las soluciones y la solución a mi situación actual es que quiero volver a jugar a fútbol sala. Ahora mismo estoy muy bien, y mi objetivo es disfrutar de mi pasión
Actualmente te estás recuperando de una grave lesión. ¿cómo afrontas este capítulo desde un punto de vista anímico y físico?
No está siendo fácil, está siendo complicado. Después de todo lo que viví, en verano decidí que quería volver a jugar, que ya estaba preparado para volver a rendir al máximo nivel. Y, de la noche a la mañana, durante un entrenamiento personal, tuve la mala suerte de sufrir una de las lesiones más complicadas del futbolista.
Aún así, ahora mismo la lesión no me preocupa excesivamente. No tengo mucha prisa por volver a jugar, quiero hacerlo paso a paso y bien planificado. Estoy muy motivado y más fuerte. Ahora mismo, tengo claro que quiero regresar a la competición y no influye los obstáculos que vayan apareciendo. Durante este periodo, muchas piedras se han puesto en el camino y yo sé que saldré adelante. Tengo claro lo que quiero y sé que, con trabajo y dedicación, puedo superar cualquier tipo de situación.
Analizando con perspectiva tu pasado, ¿qué crees que viviste en tu primera etapa como jugador de fútbol sala?
Con perspectiva, y con el crecimiento personal que ha supuesto esta etapa sin fútbol sala para mí, estoy más convencido de que los futbolistas somos personas y, por lo tanto, todas las personas tienen problemas. Con el paso del tiempo, he ido encontrando soluciones y respuestas a aquello que viví en 2020. Una de ellas es que cada persona es un mundo y cada persona lo gestiona a su manera.
Mi situación anímica hace un año y medio era compleja. Como he dicho, no disfrutaba jugando, no tenía ganas de ir al pabellón a entrenar, no me apetecía competir. Ahora mismo, puedo afirmar que sufrí depresión a raíz de diferentes motivos que rodeaban mi vida personal. Al ser un chico reservado y tratándose de un tabú tan potente en el mundo del deporte, no decidí pedir ayuda ni apoyarme en ninguna persona de confianza. Obviamente, con el desconocimiento de una situación así, mi gestión, y con el tiempo lo veo más claro, no fue la adecuada. Mis decisiones, seguramente, no fueron las más correctas.
En una entrevista en 2020, afirmabas haber perdido la ilusión de jugar. ¿Cómo se llega a ese punto?
Fueron un cúmulo de cosas. Más allá de los pequeños problemas que surgen a toda persona en el día a día, creo que se juntaron una serie de circunstancias importantes en mi vida que me generaron una situación que no supe gestionar. Con 15 años, yo salí de mi casa para empezar mi aventura en el mundo del fútbol sala. Desde entonces, llevaba 9 años dando vueltas por diferentes ciudades para hacer lo que más me gustaba, hasta que dije basta. El hecho de estar lejos de la familia, de perderme cosas importantes, personas que se van y otras que vienen.
Realmente, no sé el motivo exacto que me condujo a abandonar las pistas. Se trata de una serie de condiciones que, como he dicho, no gestioné de la mejor manera posible. Estaba agobiado y estresado y no sabía lo que me pasaba. No tenía ganas de seguir jugando. Suena raro y es duro, pero así me sentía en ese momento. Iba a entrenar, y no tenía ganas de levantarme de la cama para ir al pabellón. Iba al partido, y no quería ni siquiera jugar. Con perspectiva, un futbolista que se siente así, debe dar un paso al lado y pedir ayuda para solucionar esta situación.
¿Cómo crees que se puede gestionar mejor una situación como la tuya para evitar el abandono de las pistas?
En nuestro sector, cada vez están saliendo más casos de deportistas que sufren o han sufrido trastornos psicológicos. Muchas veces, los deportistas dudamos y nos vemos obligados a tomar decisiones en un espacio de tiempo muy corto. Las situaciones de estrés, ansiedad y presión presentes en el deporte de élite, en ocasiones, te obligan a tomar alguna decisión de la cuál, más adelante, te arrepientes. Una decisión de estas características te puede cambiar la vida.
Aquí aparece la figura del psicólogo deportivo. Es muy importante apoyarse en especialistas que nos puedan dar salidas a este tipo de situaciones límite. Yo, por desgracia, no acudí a ningún psicólogo, sino que me vine con mi familia y con mi pareja. Fue entonces cuando me abrí por primera vez y, con el paso del tiempo, descubrí qué era y cómo era lo que quería.
¿Qué consejo le darías a un deportista que esté sufriendo tu misma situación?
Aprendiendo de mi situación, yo le diría que se apoyara en gente de confianza o en especialistas. Yo siempre he sido una persona muy reservada y, en ningún momento, cuando estaba muy mal, decidí pedir ayuda ni hablar con nadie. Lo llevaba por dentro, me lo he comido yo. Mi consejo sería que, si en algún momento se está replanteando si esa es la vida que quiere llevar, que hablé con expertos para solucionar ese problema. Al final, este tipo de problemáticas son parecidas a una lesión física. Las personas sufrimos a nivel mental y es importante normalizarlo para que se puedan tratar sin ningún tabú.
Con mi experiencia, creo que esto es importante. Quien sabe si yo, en su día, me hubiera apoyado en mi familia o en otras personas, si hubiera tomado la decisión que tomé.
El deportista de élite vive bajo presión, nervios y tensión. ¿Cómo afecta esto al rendimiento de un individuo?
Esto es un tema que depende de cada uno. En mi caso, considero que esto tampoco me afectó demasiado. Obviamente, es una situación que me puede afectar a la salud mental de cada persona.
Después de unos años alejado de las pistas, has decidido volver. ¿Cómo ha sido este proceso?
Después de unos meses duros, en los cuáles yo aún me replanteaba qué debía hacer con mi vida, todo dio un giro y empecé a pensar: ¿qué hago aquí y por qué no estoy jugando? Ahí fue cuando decidí que quería volver a las pistas y quería luchar por volver a lo más alto. Me rodeé de mi familia, con un entorno seguro y cómodo, y pude tomar esa decisión con seguridad.