Cuzzolino, capitán del futsal: “Cuando arranqué, nos goleaban y cargaban todos”
Luego de 18 años, Leandro Cuzzolino se despidió a lo grande: campeón de América. “Me voy con una Selección que es potencia mundial”, le contó a Olé.
En 2004, el mismo año que Leandro Cuzzolino se calzó la camiseta de la Selección Argentina de futsal, los olímpicos de Marcelo Bielsa ganaron el oro en Atenas, Andrei Shevchenko obtuvo el Balón de Oro y Carlos Tévez hizo la “gallinita” en el Monumental. ¿Y Lionel Messi? Una joven promesa que recién debutaba en el Barcelona.
18 años después, Cuzzolino le puso punto final a su etapa en el combinado albiceleste. Fue campeón del mundo en Colombia 2016, finalista en Lituania 2021, festejó en las Eliminatorias Sudamericanas 2020 y, como frutilla del postre, levantó la Copa América en Paraguay. Pero, sobre todo, ayudó a construir los cimientos para que la Selección sea potencia y el equipo a batir en cada competición a la que se presente.
Con las emociones a flor de piel, el capitán argentino le develó a Olé los festejos del plantel, las claves del éxito del conjunto de Matías Lucuix y el balance de su carrera en la Selección. Además, se animó a un ping pong imperdible, en el cual se comparó con una figura del equipo de Lionel Scaloni.
LA CONSAGRACIÓN EN PARAGUAY
-Qué despedida de lujo…
-Fue soñado. Antes del torneo lo habíamos comunicado con Pablo Taborda. Ya creíamos que habíamos dado todo, que nos habíamos vaciado. Entendíamos que la Selección necesitaba un cambio, un proceso nuevo para el Mundial que viene. Porque Argentina tiene chicos con un futuro enorme y es importante que lleguen a la Copa del Mundo con más partidos internacionales.
-¿Por qué Argentina es el mejor de América, Lea?
-Porque viene demostrando hace cinco años que nos igualamos a Brasil, la potencia de América. También, que superamos a Paraguay, un equipo que siempre nos complicó. A Uruguay, a Colombia, que vienen haciendo un crecimiento bueno. Demostramos que ya no es más Brasil y Argentina. Hoy, para el mundo, es Argentina y el resto. Es un orgullo para nosotros que nos miren así.
-¿Cómo sentiste la final dentro de la cancha?
-Difícil. Sabemos qué equipo es Paraguay y que, jugando de local, iban a dar ese plus. Por suerte pudimos meterles ese cachetazo al principio para hacerlos bajar un poco. Después, obviamente, defender a muerte porque se venían con todo sobre el final.
-¿Y el equipo cómo festejó?
-Estamos en un hotel espectacular, en el cual nos trataron de maravilla. Atrás hay un quincho con parrillas y habían organizado un asado con toda la delegación. Encima, estamos en el mismo hotel que Brasil y nos pidieron por favor que no carguemos… Hicimos todo lo contrario, je. Toda la noche gritando y cantando.
-¿Este título es como una revancha de la final con Portugal o cada cosa va por separado?
–No sé si una revancha, pero nos habíamos quedado con la espina del Mundial. Sentimos que merecíamos salir campeones y no pudimos tener la fortuna suficiente para lograrlo. A partir de eso, nos hicimos fuertes. Dimos un pasito para atrás para poder dar tres hacia adelante.
18 AÑOS CON LA CELESTE Y BLANCA
-¿Con qué Selección llegaste y con cual te vas?
-Llegué con una Selección que era muy amateur. Pasamos muchos momentos feos. Cuando arrancamos, nos goleaban y cargaban. Por otro lado, había pocos jugadores que estaban en Europa. Hoy, los jóvenes ya se van desde muy chicos a Italia, España o Rusia. Van agarrando ese nivel que se necesita para estar en la Selección desde muy jóvenes. Y me voy con una Selección que ya es temida y potencia mundial. Por esas dos cosas, me voy super tranquilo. Sé que estos pibes van a defender la camiseta como lo hicimos nosotros en su momento.
-Después de 18 años, ¿cuál creés que es la clave para un ciclo tan exitoso como este?
-El trabajo y la humildad. El trabajo porque, cuando arrancamos el proceso, sabíamos que sin esfuerzo íbamos a ser un equipo normal. Con el tiempo empezamos a ver que el potencial estaba y que había que trabajarlo. Hoy se puede ver que dio sus frutos. Y humildad porque, después de un campeonato del mundo, tranquilamente te podés relajar. Decís: “Llegué a la cima. Descanso”. Pero no. Nos dimos cuenta que, con sacrificio, podíamos seguir tocando el techo como nos gusta a nosotros. Le agarramos ese gustito y ahora no lo queremos dejar. Nos queremos mantener ahí para seguir escribiendo la historia.
-Siempre dijiste que ustedes son un grupo de amigos. ¿Qué plus le da al equipo?
-Tratamos de ser un grupo unido a pesar de que haya amigos que queden fuera de la lista. Porque, en definitiva, la lista la da el entrenador. Sabemos que, cuando entramos a la cancha, representamos a un país y defendemos una camiseta. Tenemos una humildad que hace que, esté quien esté al lado, se defiende al compañero como si fuera tu hermano. Decimos: “Estamos yendo a la guerra representando a la Argentina y, si estoy con un amigo, lo tengo que defender el doble”.
SU LEGADO
-¿Cómo te gustaría que te recuerden? Como jugador, pero, también, como capitán.
-Como un pibe humilde que hizo muchos sacrificios para estar en la Selección. Me alcanza con mostrarle a los más chicos que con trabajo podés llegar a cualquier lado.
– ¿Qué es lo que más vas a extrañar?
-Más que nada las concentraciones y el vestuario. El vestuario es sagrado. Es una unión entre cuerpo técnico y jugadores impresionante. Después, obviamente, el estar dentro de la cancha porque creo que lo voy a sufrir más desde afuera. Voy a tener que acostumbrarme a mirar los partidos por TV o en la tribuna y ponerme nervioso como lo han hecho mi familia y mis amigos.
-¿Y te vamos a ver en la Selección en un futuro?
-Es difícil alejarse de la Selección después de casi dos décadas. Si el día de mañana la Selección me necesita para arreglar la cancha, doblar una camiseta o alcanzarles el agua a los chicos, yo voy a estar. Soy hincha de la Selección y quiero que siempre le vaya bien. Por ahora, descansar y disfrutar de los chicos. Pero, el día de mañana, nunca se sabe. Si la Selección me necesita en algún rol, siempre voy a estar presente.
EL PING PONG AL CAPITÁN
-Un partido…
-Uno que perdimos. La Copa América que jugamos en San Juan, en 2017. Había 10.000 personas en la cancha y fue una locura. Pero si tengo que elegir uno que ganamos, el partido más lindo que viví fue ante Chile, hace dos meses, en el Parque Roca. Fue un homenaje que nos hicieron y no me lo voy a olvidar nunca en mi vida.
-Un gol…
-El de la final contra Rusia, en el Mundial de 2016. El 2-1.
-Un torneo…
-Las Eliminatorias Sudamericanas jugadas en Brasil, en 2020. Porque fue la primera vez que se ganó un torneo en Brasil, ganándoles en la final, ante 9.000 personas. Te queda en la memoria para siempre.
-El mejor equipo que enfrentaste…
-España, en su momento, era galáctico. Y, obviamente, el Brasil del Mundial de Tailandia 2002. Un equipo extraordinario.
-El mejor arquero rival…
-El español Paco Sedano.
-El Messi del futsal…
-Nadie. No existe otro como Messi. No existe el Messi del futsal, ni el Messi del ping pong, ni de ningún otro deporte. Messi es uno sólo.
-Y, en cancha de 11, ¿quién es el Leandro Cuzzolino?
-Me la juego por un Angelito Di María. Va para adelante siempre, ama a la Selección y fue muy vapuleado en su momento. Deja muchas cosas de lado y muchas críticas para estar al pie del cañón, para ponerse la camiseta de Argentina.
Fuente: ole.ar