Lluís Bernat nos habla sobre sus experiencias en el extranjero y como afronta el futuro
Gran experiencia culminada con dos temporadas en Pescadola Machida, de la F-League japonesa. ¿Cómo definirías estos años lejos de casa?
Las tres temporadas en Pescadola Machida las dividiría en dos grandes etapas; Los primeros 6 meses, mas o menos, fueron muy duros. Llegué a un club con unas aspiraciones deportivas irreales y con una plantilla envejecida y un segundo equipo repleto de mayores de 25 años y en una dinámica negativa.
Y posteriormente una segunda etapa donde todo fue menos complicado y logramos rejuvenecer el equipo (como ejemplo; en la última temporada, en el primer partido después del Mundial, ganamos 0-6 en campo del colista con una edad media de 21,6 años), rejuvenecer el segundo equipo, mejores resultados deportivos (hemos acabado las dos últimas temporadas en tercera posición en la liga), logramos desbancar a Nagoya como club que mas jugadores aportaba a la selección nacional (un hecho histórico y único hasta la fecha) y, algo que me enorgullece enormemente, ganar por primera vez en la historia del club el premio Fair Play de la F-League.
Francia y Japón. ¿Con qué te quedas de cada una de las aventuras?
De Francia me quedaría con el talento individual de muchísimos jugadores. Jugadores “de calle” con muy poca táctica (individual y colectiva), sin disciplina profesional, pero con gran descaro y atrevimiento para sorprender.
De Japón me quedo con lo opuesto, casi. Con la seriedad y rigor tácticos, con su profesionalidad, con la seriedad que demuestran para cuidarse y con la disciplina que se aplican.
Después de tantos años en el fútbol sala extranjero, ¿qué crees que has podido aportar?
Eso deberíamos preguntárselo a los clubes donde estuve, creo yo. Mi intención fue siempre darle seriedad y coherencia a nuestro trabajo. Y mostrar la exigencia diaria que conlleva querer pelear con los mejores. Además, he pretendido siempre que los jugadores piensen y resuelvan por si mismos, que no sean autómatas.
Se ha hablado mucho del desarrollo del fútbol sala asiático. ¿Cómo valoras este progreso en relación al fútbol sala europeo?
En el último Mundial las cinco selecciones asiáticas llegaron a octavos de final (CONCACAF, por ejemplo, vio caer a sus cuatro selecciones en primera ronda) y en las dos ediciones anteriores habían hecho un tres de cinco en octavos.
La evolución es evidente, pero si la comparativa es con Europa podemos decir que a Asia le queda dar ese paso definitivo de ganar los duelos entre ambos continentes.
En el Mundial de Lituania, por ejemplo, en la liguilla Uzbekistán perdió con Rusia, Tailandia perdió con Portugal y Japón perdió con España, Vietnam empató con la República Checa e Irán le ganó a Serbia. Y, en octavos, Vietnam perdió con Rusia y Tailandia perdió con Kazajistán. Y, en cuartos, Irán perdió con Kazajistán.
El cómputo global es de una victoria y un empate en ocho enfrentamientos directos Asia-Europa.
¿Cómo afrontas tu futuro? ¿Qué te planteas?
Quiero seguir aprendiendo en el día a día y, sobre todo, continuar disfrutando del futsal como un niño durante muchos años mas.

